Tempero

El término tempero se emplea en numerosas ocasiones para definir un estado del suelo, en el cual la cantidad de humedad nos permite realizar labores sin alterar la estructura ni la textura. Básicamente podemos clasificar los suelos en pesados, medios y ligeros, una clasificación exacta requiere de una análisis de suelo en le que se nos da el porcentaje de arcilla, arena y limo que lo componen, si bien por mera observación podemos hacernos una idea de que tipo de suelo tenemos. Los suelos ricos en arcillas son pesados, se forman charcos con la lluvia y trabajarlos con herramientas manuales requiere esfuerzo físico, si hay mucha humedad o ha llovido es casi imposible realizar cualquier labor sin dejar huellas en él. Por contra las arcillas debido a su composición química retienen nutrientes , si bien los suelos arcillosos tiene tendencia a la acidificación, es decir su ph es inferior a 7.

Los suelos muy ligeros curiosamente necesitan de humedad para estar compactos, no permiten retener el agua y nutrientes y pese a que su laboreo es sencillo presenta dificultades a al hora de establecer ejemplares de gran porte o plantaciones en desniveles.

Los suelos medios, la mezcla perfecta de propiedades de ambos, son muy escasos sin embargo las diferentes labores que se realizan tiene esa finalidad, alcanzar un tipo de suelo, bien en su totalidad bien en zonas de plantación , con unas características físico-químicas que permitan el mejor desarrollo posible para los ejemplares del jardín.

En el próximo post una explicación más técnica sobre texturas, estructuras y como «influir » en ellas.

Hoy llueve en el norte , una lluvia fina que acompaña al cambio cromático de los caducifolios, los ocres y rojizos del otoño se ven ya en las alineaciones de los jardines urbanos .

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