Este es el último artículo de la serie de decoración y quiero dedicárselo al que, para mí, es el mayor olvidado en un hogar: ese pasillo sin ningún tipo de iluminación ni comunicación con el exterior, pero que es la vía que intercomunica unas habitaciones con otras siendo, por tanto, la estancia más transitada del hogar y la tarjeta de presentación de nuestro hogar a las visitas que recibamos por lo que es necesario prestarle un poco de atención.
Algunos estarán pensado, y no sin razón, que estos pasillos son demasiado estrechos, cualquier mueble no sería sino un estorbo pero estarán de acuerdo conmigo en que algunas casas no hay un hall que decorar, sino que desde la puerta de entrada pasamos directamente a este pasillo ¿realmente quieres ofrecer a tus visitas un vacío desangelado?
En mi caso, la respuesta sería no. Por muy poco dinero, podemos ofrecer a nuestras visitas un pasillo con un pequeño recibidor incorporado, añadiendo al lado de la puerta tan sólo un par de objetos colocados estratégicamente y con buen gusto.
Lo primero que deberíamos situar en este lugar es un accesorio que permita que nuestros visitantes puedan deshacerse de su ropa de abrigo ¿un armario? Demasiado aparatoso, yo más bien me decantaría por un perchero, que probablemente acabe siendo el perfecto precursor del estilo de nuestro hogar, por lo que debemos poner especial cuidado en su elección para no dar una imagen equivocada o sencillamente diferente a la que queremos transmitir. ¿Algo más? Yo también situaría un pequeño espejo, complemento indispensable en cualquier hogar y que, evidentemente, debería formar un conjunto armonioso con el anterior.
¿Colocar algo en los espacios entre puertas o no? Mi opinión es que no, quizás un pequeño cuadro si el espacio es demasiado grande, pero nada más.
