Curiosamente, en estos tiempos en los que la palabra ecológico, o el término «desarrollo sostenible» nos asaltan en cualquier actividad no está de más ser un poco críticos y analizar la situación. En el caso de los jardines, y con gran dolor de corazón, es justo decir que muchos no solo es que no sean ecológicos, sino que por su ejecución y mantenimiento constituyen un problema, algunos de los cuales os enumeraré aquí:
- La maquinaria para jardín usa combustible fósil, gasolinas y aceites de mezcla o engrase. La maquinaria eléctrica se carga en la red doméstica, y los modelos que hay de corta césped alimentados por células solares son aún pequeños, carísimos y su fabricación no deja de ser un proceso industrial.
- Los abonos químicos, pesticidas y productos de cuidado del jardín ( fitohormonas, abonos foliares) son de síntesis química en su mayoría y algunos como el bromuro de metilo son extraordinariamente peligrosos, si a ello añadimos la contaminación de los acuíferos subterráneos por exceso de abonos nitrogenados, la química aplicada al jardín no es de la más ecológica.
- Los materiales de los elementos de riego, mobiliario pueden contener compuestos clorados peligrosos, o incumplir protocolos internacionales de consumo ( uso de maderas de especies en peligro).Un mal diseño de un sistema de riego o alumbrado se traduce en un consumo excesivo, y muchas son las zonas en las que el riego para jardines se prohíbe por la escasez de agua potable.
Ocurre no obstante que a todas las dificultades o impedimentos podemos aplicar algún tipo de solución, pero nos obligará a leernos etiquetas, aprender términos y ejecutar acciones nuevas, en una palabra a ser responsables con el medio-ambiente, ( que no inocuos) y equilibrar la balanza, devolviendo desde nuestro jardín al resto de la biosfera belleza, equilibrio y aire puro.
