El hombre siempre inquieto, en su afán de conocer áreas inexploradas, es como a través de la historia ha aportado valiosos conocimientos científicos, la reproducción de las orquídeas no ha escapado a esta curiosidad, como es lograr su reproducción en condiciones artificiales como lo es in vitro.
Son muchas las satisfacciones e interesantes los resultados que se dan al reproducirse de esta forma, muchos países se han unido a la experiencia.
Se cultiva in vitro, en un medio nutritivo inorgánico, el fino polvo de las semillas, en menos tiempo que en ambiente natural, se obtiene un conjunto de vigorozas plantas. El éxito se alcanza con una minuciosa selección y además esterilización de las semillas a sembrar.
El Rhizostoma así llamado el hongo micorriza que en simbiosis colabora con la fecundación de las semillas de orquídeas, si algún día desapareciera de la tierra, el cultivo in vitro sería la salvación a estas preciadas plantas, que como sabemos son más de 25 000 especies.
Además, también existe otra modalidad de reproducción asexual asequible al aficionado: los keikis, de lo que hablaremos en el próximo post.
