Cuestiones medioambientales I.

Dado que el jardín se entiende como un entorno natural parece chocante que la ejecución, el mantenimiento o la mera existencia del mismo pueda constituir un peligro o ser un riesgo para el medio ambiente, pero tanto los materiales empleado, como las especies vegetales y la obras de ejecución si se realizan sin control alguno ni lógica pueden ser ejemplos de agresión pura y dura.

Como norma casi inquebrantable debemos de incluir en el jardín especies adaptadas al entorno, eso no excluye a las exóticas puesto que hay zonas climáticas y edafológicas de amplia coincidencia y sin embargo en un mismo territorio podemos encontrarnos con diferencias climáticas y de suelo tan importantes que el paisaje ni es el mismo ni puede serlo de forma natural. Incluir especies no adaptadas ni adaptables nos obligará a diseños donde el riego el abonado , la calidad del substrato y hasta al temperatura ambiental estén controladas y técnicamente es viable, pero los recursos utilziados para lograrlo serán altos.

Los materiales de construcción así como la maquinaria y formas de ejecución pueden dejar restos no deseables, no biodegradables, cascotes, pinturas y barnices enterrados, zonas de pradera apisonadas,elementos metálicos enterrados expuestos a la oxidación y una larga lista de efectos no deseados. A veces las prisas por conseguir un jardín «bonito» en poco tiempo conllevan problemas que se manifiestan a medio o largo plazo. Hoy por hoy la mayoría de los materiales llevan certificaciones de la UE con respecto a cuestiones medioambientales y las normativas sobre pesticidas, fungicidas, herbicidas y demás productos químicos son efectivas y bastante restrictivas, si bien todavía podemos escuchar a muchos técnicos hablando de las ventajas del «lindano» y productos «matatodo».

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