Prohibido pisar el césped

Es uno de los carteles que más sufrimientos me causa ver en un parque, si bien tiene una explicación:

La escasa superficie de zona verde por habitante, muchos pies y cuerpos para tan poca zona verde y en muchos sitios la dificultad para establecer una pradera o césped aceptable. Hay que partir de la base que el término césped está bastante mal utilizado en España, ya que nuestros parques y jardines son más praderas transformadas que céspedes propiamente dicho. Hay un motivo económico en todo ello y es el alto mantenimiento que requiere, tanto en personal especializado como en material, abonos, fitosanitarios y complementos. Resulta curioso que los pocos sitios donde podemos observar un césped sean campos de fútbol y de golf, donde según al importancia y categoría del club veremos un tipo de cuidado u otro.

Para el común de los ciudadanos nos quedan las praderas acondicionadas, mezclas de gramíneas , y herbáceas de hoja estrecha , que con los cuidados adecuados y sin soportar mucha presión pueden ofrecer una imagen correcta. No es de extrañar que muchas empresas cuya imagen es fundamental utilicen para sus jardines y zonas de esparcimiento sustitutos , bien sea con tepes renovables bien con céspedes artificiales que mantienen un aspecto impecable con unos costes que compiten con el del natural, evaluando en los costes todos los procesos  de instalción más mantenimiento, más el valor que la imagen de la empresa o el lugar queremos ofrecer.

Evidentemente para particulares y parques públicos la mayoría preferimos sin dudar lo natural,  y el olor a hierba recién segada en un día húmedo aún no tiene sustituto.

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