Un poco más sobre el frío.


En estos días de heladas, pocas lluvias y mañanas de sol radiante, los primeros en levantarnos para pasear por los parques observamos la escarcha en el suelo, las hojas cubiertas por la helada, algunas con las puntas ennegrecidas, gorriones saltando hacia las zonas donde llega el sol, y las pocas plantas de flor que han aguantado. El efecto del frío es muy sencillo, dado que las células son 90% agua la pérdida de calor afecta al contenido de agua en la célula de dos formas, cuando hace frío usamos el agua interna para regular la temperatura ( y digo usamos porque es un fenómenos común a todos los seres vivos) de manera que consumimos más agua para poder mantener una temperatura adecuada al metabolismo. Los animales en su mayoría con el movimiento obtienen calor, aparte de con el alimento, la plantas no se mueven, no pueden trasladarse a zonas más cálidas ( los fototropismos y el ahilamiento no son movimientos en sí, pues no hay desplazamiento de la raíz o del total de la planta), Así que un método para combatir el frío es reducir el metabolismo, detener el crecimiento, perder hojas, y dejar que la gruesa corteza proteja los vasos internos. Son lo que conocemos por ejemplares de hoja caduca. Otra opción es tener unas raíces potentes que busquen y busquen en el suelo los minerales necesarios para estar más alimentadas y no detener el crecimiento, no perder las hojas, lo que conocemos comúnmente como plantas perennes.En nuestro jardín podemos establecer diferentes estrategias,  podemos al inicio del otoño empezar una campaña de abonado rica en fósforo y potasio, que servirá para que la célula sea rica en sales minerales,reforzando así su capacidad de combatir el frío. Reducimos y en la caducas eliminamos el abonado nitrogenado para no animar a un crecimiento que consumirá mucha energía y puede agotar a la planta, y regaremos no en función de la temperatura sino del grado de humedad del suelo. Ejemplares especiales  podemos aislarlos con plásticos agrícolas o mallas de tejido.

El segundo efecto del frío en la célula es el más indeseado, todos hemos comprobado alguna vez como una botella o una lata de refresco olvidada en el congelador revienta, eso es debido a que al helarse el agua aumenta su volumen un 9%, pues eso mismo ocurre en el interior de la célula si se llega a congelar, el líquido se transforma en sólido y rompe la membrana celular, se deforma irremediablemente y se destruye el tejido. En las hojas lo podemos observar al ver las puntas ennegrecidas, como quemadas, es la necrosis por congelación, y si bien es normal que sufran las hojas si esto afecta al las raíces o a los vasos conductores habremos perdido al ejemplar. ¿Qué efecto tiene aquí el abonado? Aportando P y K  reducimos el riesgo de congelación, actuando como la sal en las calles , modificando el contenido en sales minerales del interior de la célula y bajando el punto de congelación interna.

¿Qué ocurre si en nuestro jardín tenemos mezcladas diferentes especies con diferentes requerimientos de abonado y temperatura? Pues que inevitablemente alguna sufrirá , pero nos servirá de lección sobre el diseño de un jardín, que no solo obedece  a criterios estéticos, requiere de «algunos» conocimientos botánicos.

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