En esta época navideña todo se viste de fiesta, las calles parecen estar más iluminadas y las casas sacan a relucir todo su esplendor. Las luces de colores por doquier, los adornos festivos que engalanan cada lugar a donde vamos, y las medias navideñas pueden verse al borde de todas las chimeneas. Pero sin embargo, la imagen más característica de estas semanas de fiesta, y uno de los protagonistas indiscutidos de la navidad es el famoso árbol navideño, aquel que alberga bajo sus ramas los más ansiados y esperados regalos.
Pues bien, como de hablar de jardinería se trata este espacio, hoy conoceremos algunas de las características más llamativas y representativas del árbol navideño; no se confundan, no hablaremos de los adornos que lleva ni de las guirnaldas con las cuales se lo puede embelesar, sino que nos referiremos a las particularidades de la reconocida variedad de árbol que se utiliza como símbolo de estas ocasiones festivas: estamos hablando del abeto.
Los abetos suelen ser árboles que alcanzan los 60 metros de altura en algunas oportunidades, y cuya más curiosa característica es la particularidad de mantener su copa (que es en forma de pirámide) verde durante todo el año. Su tronco es recto y la corteza que lo cubre suele ser lisa y grisácea, y sus ramas están ordenadas por pisos y de forma extendida.
Suelen tener flores machos y hembras sobre el mismo pie, y las piñas que forma, que tienen alrededor de 5 cm de anchura, se ven prolongadas y erguidas sobre las ramas, y cuentan con escamas que recubren las semillas. A diferencia de las piñas que producen los pinos, estas no se desprenden del árbol: se descomponen sobre las ramas una ve que han madurado, para luego soltar piñones y escamas.
Estos ejemplares florecen en primavera, y las piñas recién aparecen en ellos durante el otoño siguiente.
Así, hemos conocido algunas particularidades de este bello árbol, que suele entrar en esplendor en el ms de diciembre, acompañado por la fiebre navideña.
