Tierra para los cactus: segunda parte

Tal como hemos dicho en un cactus que ha sido plantado en un suelo adecuadamente preparado, no es necesario su abono constante. Una vez al año cuando comienza el verano es más que suficiente. Además el abonado debe ser abandonado por completo durante el otoño para evitar que la planta tenga actividad vital durante el invierno, algo que sin duda la llevaría a helarse. En est época se debe evitar no solo el abonado sino también el riego. De igual manera no es recomendable abonmar una planta que ha sido trasplantada recientemente.

Como las raíces de los cactus poseen un crecimiento horizontal poco profundo, el tipo de maceta adecuado para colocarlo es aquella que sea lo más ancha posible y a la vez tenga poca profundidad. Este que parece un detalle menor, no es tal, ya que muchas veces ocurre que es la propia maceta la que limita el crecimiento de la planta, de manera que dicho crecimiento finaliza una vez que las raíces no tienen más espacio para extenderse.

Por otro lado un factor muy importante al momento de plantar un cactus es lo que respecta a las enfermedades. Los hongos son su principal enemigo, por lo que si una planta está enferma habrá que aplicarle algún fungicida para curarla. Los agaves por su parte, son por lo general víctimas de los gorgojos, y las heridas además son aprovechadas por otros hongos para lograr pudrir la planta. Es por eso que no se debe ni podar ni efectuarle heridas a los agaves, ya que se los expondría a estos ataques tan frecuentes.

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