Los jardines admiten infinidad de variaciones, elementos y cambios, en cierto modo parte de su esencia natural es esa, de ahí las dos corrientes diferenciadas, la estática de recortes, molduras, podas y programación y la naturalista, la adaptada al entorno, cambiante y nunca definitiva. Como es lógico no todos los espacios, ni los jardineros o clientes, requieren lo mismo, y en ocasiones hemos de mezclar estilos, acatar órdenes técnicas o satisfacer al cliente. Siempre digo que el más breve paseo por le campo nos ayuda a entender el orden de la naturaleza, porque unas plantas buscan más el sol, la fuerza de sus raíces, , el efecto de un mismo árbol en diferentes perspectivas, de manera que para los aficionados en general , y a riesgo de que dejen de leerme, el consejo más básico es salir y ver, observar, pasear para poder oler los aroma, tocar las plantas para examinar su textura y si me apuran caminar descalzos sobre la hierba, y sin dejarse llevar por lo bucólico tomar buena nota de todo lo que nos interesa. Luego ya podemos ir de compras a un garden-center o un vivero o una floristería. Y a partir de ahí profundizar en nuestro propio estilo.
