Con un breve vistazo a las webs dedicadas al tema agrícola esta semana podemos leer que un estudio de la UPV de Valencia nos dice que hasta el 60% de las consideradas malas hierbas , especies arvenses, son aprovechables. ( ver nota prensa). Entramos en una definición muy frágil, pues mala hierba es en todo cultivo aquella especie que no hemos plantado y que consume recursos destinados a la plantación, ocurre que habitualmente son especies fuertes y combativas , adaptadas a ese hábitat, que se apoderan en ocasiones de cultivos más delicados y se las ha combatido con herbicidas de una fuerza desmesurada en ocasiones. En un jardín las principales malas hierbas son las que afectan al césped o pradera, si bien en jardines propios o praderas no es tan riguroso el control , en otros como campos deportivos es indispensable. ¿Qué hacer si uno es un usuario nomal de su parcela? Pues lo prinicipal es saber que tipo de infestación tenemos, si es una planta típica del lugar, si afecta mucho o puede causar pérdidas irreparables en nuestros macizos de flor, o ejemplares singulares. En la mayoría de las ocasiones en el jardín bastará con una escrda mecánica o manual, retirada de los restos y su reutilización como compost o abono en verde, en el caso de praderas una siega reiterada sirve para minimizar el crecimiento de especies de hoja ancha ; el uso de herbicidas solo se aconseja en lugares muy específicos cuando no exista otra solución o el coste sea inaceptable ( obras, uso de maquinaria pesada). En cualquer caso la reutilización más inmedíata será el compost teniendo cuidado de evitar épocas de germinación y dispersión de semillas o esporas.
