Los alcorques en jardinería urbana, consisten en la porción de suelo que queda libre alrededor del árbol ( generalmente ejemplares de alineación) y protegida bien con bordillos de obra o rejillas metálicas. Por lógica si comparamos el tamaño y volumen de una maceta doméstica, con el de un alcorque de nuestras ciudades nos damos cuenta de que el árbol tiene poco espacio, a veces el justo para el cepellón y un poco más de tierra, de manera que acaban necesitando riego, abonados minerales estacionales y por lo general se les aplica un material cubresuelos, bien sea corteza de pino , bien cualquier producto que las circunstancias aconsejen. Como vemos en la foto en este caso tras unas obras en las inmediaciones la tierra se ha compactado,la arcilla es la que «manda» de manera que la capa superior se ha vuelto impermeable, a agua e intercambio gaseoso, y mientras el resto de los ejemplares de esa alineación ya estaban brotados, éste parecía totalmente seco. Los árboles urbanos tiene una vida muy corta y por lo general sufrida, no los respetamos, la gente golpea sus ramas, las arranca, raya sus cortezas, en sus alcorques se vierten toda clase de líquidos, aparcamos contra ellos y hasta los más estultos los agitan intentando discernir si eso que sus ojos ven es animal, vegetal o mineral. Es imprescindible que el suelo que acoje las raíces tenga una buena aireación, no esté compactado, pueda ser abonado con regularidad y ese abono llegue a diferentes profundidades, que no sufra de estrés hídrico y que no sea usado como vertedero.
