Fertilización mineral, nociones introductorias.

abono mineral compoLA química del suelo pese a su complejidad podemos «explicarla» de la siguiente manera: Determinados elementos químicos , generalmente agrupados en moléculas, están a disposición de las raíces de las plantas para su absorción y utilización en el desarrollo de las mismas. Básicamente la nutrición vegetal es similar a la animal, obtener «alimento» para que el individuo complete su ciclo vital. La gran diferencia es la fotosíntesis, o como de la luz solar la planta logra sintetizar gran parte de la energía que necesita, pero no es un proceso aislado, por mucha luz solar que una planta reciba si el suelo que la sustenta es pobre en minerales su ciclo vital se verá comprometido. Básicamente se aceptan como minerales esenciales el nitrógeno ( símbolo químico N), el potasio ( símbolo K) y el fósforo ( símbolo P), a los que acompañan el calcio (Ca),  magnesio (Mg) , hierro ( Fe), azufre (S), sodio (Na), acompañados de carbono (C) y oxígeno (O). La lista evidentemente no se queda ahí, hay más componentes, llamados micronutrientes porque la cantidad necesaria para la planta es poca y su disponibilidad en el suelo, por lo general también.  Estos elementos no se presentan puros, sino en fórmula moleculares  que son las que condicionan su comportamiento químico, como vimos en la entrada sobre el CIC, y disueltos en agua (de ahí la importancia del agua en el suelo a la hora de la fertilización)y así  son absorbidos por las raíces.( seguir leyendo)

Es evidente que si en un área se cultiva durante cierto tiempo se produce un agotamiento de esos elementos minerales del suelo, de modo que desde los inicios de la agricultura se descubrió que el aporte de materias al suelo permitía continuar con las cosechas. el primer abonado del que tenemos constancia real eran las crecidas del río Nilo, que años tras año dejaban sobre las orillas depósitos de lodo que corriente abajo arrastraban consigo  muchas de los nutrientes más necesarios. Era un abonado pasivo, sin intervención humana, pero sentó las bases para establecer una técnica. era necesario que la tierra recibiese aportes de nutrientes de forma periódica o su fertilidad se veía disminuida e incluso desaparecía. Así pues durante siglos la tierra, fue abonada con restos de cosechas, estiércol animal, restos de animales domésticos, cenizas y toda clase de restos de labores humanas. Se mantenía así un equilibrio, si bien cuando al fertilidad bajaba se aumentaba el área de cultivo eliminando bosques, muchas veces mediante quemas, que a su vez mermaban la fertilidad. El crecimiento de la población obligó a plantearse nuevas formas de fertilización así como de control de plagas ( una espléndida cosecha al alcance de un voraz parásito suponía una hambruna). Así los avances de la química de los siglos XVIII y XIX  permitieron  controles de plagas y surgió el concepto de abonado mineral. No fue hasta el siglo XX cuando la fabricación a  nivel industrial y las técnicas de síntesis de elementos  químicos, dieron un empuje definitivo, y se pasó de la explotación agrícola casi tradicional al cultivo de corte industrial, los nuevos abonos producían sustanciosas cosechas que a su vez necesitaban de maquinaria, combustible y productos fitosanitarios. Durante algunas décadas la norma era abonar cuanto más mejor , en pos de un crecimiento exponencial, si bien pronto se dio la voz de alarma, llegado cierto tiempo el rendimiento descendía aún incrementando la cantidad de abono mineral. Los cultivos intensivos desecharon en su momento las prácticas agrícolas más antiguas, olvidándose de los componentes orgánicos, la vida del suelo, si bien en pequeñas explotaciones se seguían usando los estercolados, aunque más bien como forma de dar salida al estiércol . Hoy sabemos sin ningún género de duda que la vida del suelo, hongos, mohos, microfauna,es fundamental para que los elementos minerales pasen a formar parte del suelo y sean absorbidos de forma racional, sin picos de absorción cuando abonamos ni faltas cuando se va perdiendo. Así pues mantener un suelo en óptimas condiciones es una de las tareas de la fertilización moderna, que sigue usando los abonos minerales ( que por otra parte están presentes en el suelo de forma natural, aunque no en las cantidades  que un cultivo extensivo reclama), pero que se preocupa cada día más por la vida del suelo.

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